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lunes, 12 de diciembre de 2011

La fortuna favorece al valiente

Así reza un viejo adagio. Pues bien, eso puede explicar "la suerte" que el Barcelona tuvo, según the special one, el sábado en el clásico. Un juego que, nuevamente, se pintaba como el más parejo de los últimos años, incluso con cierta ventaja para el madridismo, acabó con la sensación de que la distancia entre los dos mejores equipos del planeta sigue siendo la misma desde hace unos años.

Fortuna. Parecía que le daba la espalda al inicio del juego a los de Guardiola. Una desafortunada acción de Valdés ponía de pie al Bernabéu que se frotaba las manos, con ansias de venganza por el 5-0 de un año atrás, tal como le sucediera al Dream Team en la temporada 94-95 cuando los blancos se desquitaron con otra manita. En los minutos siguientes el Barcelona no se mostraba cómodo en el centro del campo, muestra de ello fueron las imprecisiones en el traslado del balón de jugadores como Xavi o Iniesta, algo sorprendente para un par de peloteros acostumbrados a hilvanar más de 100 pases buenos por partido. Jugada de un gran Benzema, pase para Cristiano, y éste la tira afuera. La suerte ¿cambiaba de bando?

Valiente. El planteamiento de Guardiola. Ni el más atrevido de los técnicos, ni el más entusiasta de los aficionados se imaginaría jugar con una línea de tres defensas en el propio Bernabéu frente a este Madrid. Puyol, Piqué y Abidal en el fondo, custodiados por un enorme Busquets, un jugador cuyo trabajo no es el más visible pero quizás el de mayor importancia para darle equilibrio y salida al juego que practica el Barça. Alvés e Iniesta abiertos por las bandas, Xavi y Cesc de interiores, Messi con libertad y un Alexis en la labor de mantener ocupados a los centrales del Madrid. Eso sí, el dibujo lo transformo Guardiola dos o tres veces a lo largo del juego. Busquets filtrándose entre Abidal y Piqué formando línea de cuatro para ayudar en los relevos en la banda izquierda por la que atacó Di María (un momento... ¿Di María? si no es por la galopada de Messi para quitarle el balón en su propio campo, casi ni nos damos cuenta que jugó). Iniesta por momentos abandonando la banda para dedicarse a trabajos más creativos y Alvés jugando casi de extremo, gracias a que su banda estaba bien resguardada por un gran Puyol. Estos movimientos eran una muestra de que el entrenador catalán conoce tan bien a su equipo que sabe mover sus piezas como si se tratara de un tablero de ajedréz.

Valiente. Valdés. Bien lo dijo su técnico: "Cualquier otro portero, luego del error, hubiera empezado a arrojar pelotazos... y en ese juego, el Madrid nos hubiera ganado". Debo confesar que luego de ver a VV pasar en corto el balón una y otra vez,  me saco de quicio. "Qué peligroso es salir así" le dije a un amigo con quien estaba viendo el partido.  Valdés se la pasa a Abidal, triangula con Iniesta, quien hace una jugada fenomenal para irse de Khedira,  se la pasa a Xavi y el Barça empieza a coser la jugada a fuego lento nuevamente. "Pero qué bonito es cuando sale bien" me contesta el.

Suerte. La de ver en un mismo campo enfrentarse a los dos mejores porteros de la actualidad. Valdés le sacó una increíble a un inspiradísimo Benzema, mientras que Iker hizo lo propio en sendas jugadas de Iniesta. Grandes.

Valiente. El Barcelona. Después de verse en desventaja en el primer minuto de juego, el equipo catalán mostro un inmenso grado de madurez al no desesperarse y tratar de hacer su juego. Messi echándose el equipo al hombro en la primera mitad, y de paso a Sergio Ramos que se colgó de él en una acción previa al gol del empate. Jugada de genio, pase a Alexis y  excelente definición del chileno, como para darle la razón a su entrenador. En el segundo tiempo, un magistral Iniesta guió al Barcelona hacia el triunfo con un juego tan elegante que bien puede considerársele como el heredero de Zidane. "El tanto de la suerte" de Xavi, pareció bajarle la moral a un Madrid, que luego tuvo el empate en la cabeza de Cristiano. El tercer gol del Barça fue un contragolpe de libro, táctica en la que el rival de esa noche es especialista.

Los últimos 15 minutos sobraron… Bueno, sirvieron para ver a Casillas salvar por enésima vez al Madrid de una noche aún más amarga. Qué suerte de poder contar con san Iker!. Ver también a Iniesta entrando por la banda de Coentrao una y otra vez, y es que el portugués no dio ni una contra el fantasmita.

El Barcelona había remontado, baile incluido, superando la tormenta de los primeros minutos, al fin y al cabo "la vida no es esperar a que pase la tormenta, es aprender a danzar bajo la lluvia".

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